viernes, 24 de marzo de 2017

Europa encuentra esperanza al poner al hombre en el centro de las instituciones: Papa (Audio)

De la Mesa de Redacción
Radio Vaticano


El Papa y los líderes
de Europa. Foto: RV.
Discurso del papa Francisco
El Papa Francisco volvió a encontrar a los jefes de Estado y de gobierno de Europa con motivo de la celebración del sexagésimo aniversario del Tratado de Roma, que dio existencia a la Comunidad Económica Europea (CEE), y que en estos días se celebra en la capital italiana.

El encuentro se llevó a cabo la tarde del viernes 24 en la Sala Regia del Palacio Apostólico, donde hace menos de un año el Papa acogió a los líderes de los países europeos luego de la entrega del Premio Carlomagno, que el Obispo de Roma aceptó dedicándolo a la paz.

El de este viernes es el tercer encuentro con representantes de Europa de Francisco, que el 2014 visitó el Parlamento europeo en Estrasburgo. Los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea y sus delegaciones presentes hoy fueron 27, además de los representantes de las instituciones europeas: Antonio Tajani, Presidente del Parlamento Europeo; Donald Tusk, Presidente del Consejo Europeo, y Jean-Claude Junker, Presidente de la Comisión Europea. Antes del discurso del Papa, intervinieron el Presidente del Consejo de ministros italiano Paolo Gentiloni, y el Presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani.

En su discurso el Papa observó que volver a Roma, “donde se sentaron las bases políticas, jurídicas y sociales de nuestra civilización”, sesenta años más tarde, no puede ser sólo un viaje al pasado, sino más bien el deseo de redescubrir la memoria viva de ese evento para comprender su importancia en el presente.

“Es necesario conocer bien los desafíos de entonces para hacer frente a los de hoy y a los del futuro”, precisó, agregando que el 25 de marzo de 1957 fue un día cargado de expectación y esperanzas, entusiasmos y emociones, una fecha única en la historia. “El recuerdo de ese día está unido a las esperanzas actuales y a las expectativas de los pueblos europeos que piden discernir el presente para continuar con renovado vigor y confianza el camino comenzado”.

“Los Padres fundadores nos recuerdan que Europa no es un conjunto de normas que cumplir, o un manual de protocolos y procedimientos que seguir. Es una vida, una manera de concebir al hombre a partir de su dignidad trascendente e inalienable y no sólo como un conjunto de derechos que hay que defender o de pretensiones que reclamar”, puntualizó. 

El Obispo de Roma se formuló las siguientes preguntas: ¿Cuál es la herencia de los Padres fundadores? ¿Qué prospectivas nos indican para afrontar los desafíos que nos aguardan? ¿Qué esperanza para la Europa de hoy y de mañana?

“La respuesta la encontramos precisamente en los pilares sobre los que ellos han querido edificar la Comunidad económica europea: la centralidad del hombre, una solidaridad eficaz, la apertura al mundo, la búsqueda de la paz y el desarrollo, la apertura al futuro. A quien gobierna le corresponde discernir los caminos de la esperanza, identificar los procesos concretos para hacer que los pasos realizados hasta ahora no se dispersen, sino que aseguren un camino largo y fecundo”.


El Santo Padre volvió a insistir en que Europa encuentra de nuevo esperanza cada vez que pone al hombre en el centro y en el corazón de las instituciones. “Considero- añadió- que esto implica la escucha atenta y confiada de las instancias que provienen tanto de los individuos como de la sociedad y de los pueblos que componen la Unión”.

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