De la Mesa de Redacción
De nuestra afiliada La Voz de América
Trump fue recibido por el primer ministro israelí, Benjamin
Netanyahu, quien lo llamó "un verdadero amigo" y por el presidente de
estado, Reuven Rivlin.
Trump tiene previsto una reunión formal con Netanyahu este
mismo lunes, y el martes con el presidente palestino Mahmoud Abbas durante una
corta visita a Cisjordania. Su agenda también incluye recorridos en el
monumento al Holocausto Yad Vashem y el Muro de los Lamentos, el sitio más
sagrado del judaísmo, que nunca antes ha visitado un presidente estadounidense
en funciones.
En sus palabras de llegada, el mandatario estadounidense
dijo: "Tenemos frente a nosotros una rara oportunidad de traer seguridad y
estabilidad y paz a esta región y a su gente".
Pero los allegados de Trump han estado minimizando las
expectativas de avances significativos en el proceso de paz entre palestinos e
israelíes como resultado de la visita del mandatario, alegando que la presencia
del presidente será algo más simbólico que sustantivo.
Israel autorizó el domingo algunas concesiones a los
palestinos requeridas en anticipación a la llegada de Trump.
Un grupo de ministros del Gobierno de Netanyahu autorizó las
medidas económicas y votó para establecer un comité que examinará si legaliza
las construcciones de asentamientos que se realizaron en la ocupada Cisjordania
sin aprobación formal.
De todas maneras, Trump podría tener que hacer un poco de
diplomacia delicada luego de que se supo que reveló a altos funcionarios rusos,
sin el permiso de Israel, información de inteligencia altamente clasificada
obtenida por Jerusalén sobre el grupo Estado islámico.
Israel también ha expresado su preocupación por una venta de
armas por 110.000 millones de dólares a Arabia Saudí que Trump anunció el
sábado en Riad. Yuval Steinitz, un alto ministro de gabinete israelí y
confidente del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, calificó a Arabia
Saudí como "un país hostil" y dijo que el acuerdo era
"definitivamente algo que debería preocuparnos".
Trump le encargó a su yerno Jared Kushner y a Jason
Greenblatt, su abogado de negocios de hace mucho tiempo, la tarea de trazar el
rumbo hacia un proceso de paz. El esfuerzo dirigido por la Casa Blanca
representa un cambio brusco de dirección respecto a la práctica de otros
presidentes de Estados Unidos, que normalmente daban esas riendas a los máximos
representantes diplomáticos del país: sus secretarios de Estado.
Kushner y Greenblatt acompañan a Trump en su visita.
Aunque las autoridades israelíes dieron la bienvenida a la
elección de Trump, algunos desconfían ahora de la línea que ha tomado frente a
los asentamientos: instando a la moderación, pero sin llegar a pedir un alto
total de su construcción.
En marzo, Trump dijo que un acuerdo de paz entre Israel y
Palestina puede “ser no tan difícil de lograr como la gente pensaba”, pero no
ha dado ninguna indicación de como espera atender este tema de manera diferente
a lo que hicieron gobiernos estadounidenses previos.
El gobierno de Trump también se ha alejado de una promesa de
campaña, de trasladar la embajada de Estados Unidos en Israel de Tel Aviv a
Jerusalén. Con ello ha acabado por inclinarse por las mismas preocupaciones
diplomáticas y de seguridad que otros presidentes que han hecho promesas
similares.
Algunos palestinos, que vieron la victoria de Trump con
cierto temor, han reaccionado gratamente y sorprendidos por la apertura
mostrada por Trump durante una reciente reunión con Abás en Washington.
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