De la Mesa de Redacción
De Radio Vaticano
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El Papa Francisco recibió a los
participantes en la Conferencia
internacional de la Fundación
Centesimus Annus Pro Pontefice.
Foto de Radio Vaticano.
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El Papa Francisco alentó los esfuerzos que la Fundación
Centesimus Annus Pro Pontefice realiza para llevar la luz del Evangelio y la
riqueza de la doctrina social de la Iglesia para construir un mundo más justo, libre y en armonía para toda
la familia humana.
El Santo Padre recibió a los participantes en la Conferencia
internacional dedicada a encontrar alternativas constructivas en la actual
situación global del trabajo y la tecnología, para impulsar la dignidad humana,
la solidaridad y la virtud cívica:
«Expreso mi aprecio por vuestros esfuerzos en encontrar
modos alternativos de comprensión de la economía, del desarrollo y del comercio,
para responder a los desafíos éticos planteados por la imposición de nuevos
paradigmas y formas de poder, derivadas de la tecnología, la cultura del
descarte y de estilos de vida que ignoran a los pobres y desprecian a los
débiles (cfr Enc. Laudato si’, 16)»
El Papa destacó que la lucha contra la pobreza exige una
comprensión profunda de la misma como fenómeno humano y no meramente económico
«Promover el desarrollo humano integral requiere diálogo e
implicación con las necesidades y los anhelos de la gente. Requiere escuchar a
los pobres y su cotidiana experiencia de privaciones múltiples y sobrepuestas,
ideando respuestas específicas a situaciones concretas. Ello requiere dar vida,
en el interior de las comunidades y entre las comunidades y el mundo de los
negocios, a estructuras de mediación capaces de reunir a las personas y los
recursos, iniciando procesos en los cuales los pobres sean protagonistas
principales y beneficiarios. Este enfoque de la actividad económica, basado en
la persona, alentará la iniciativa y la creatividad, el espíritu empresarial y
a las comunidades de trabajo y de empresa, de modo que se pueda favorecer la
inclusión social y el crecimiento de una cultura de solidaridad eficaz».
El Obispo de Roma hizo hincapié en su preocupación ante el
desempleo que afecta a la juventud y a los adultos que no disponen de medios
para promoverse a sí mismos:
«Es un problema que ha asumido proporciones verdaderamente
dramáticas tanto en los países desarrollados como en aquellos en vías de
desarrollo y que pide ser afrontado por sentido de justicia entre las
generaciones y de responsabilidad para el futuro. Del mismo modo, los esfuerzos
para afrontar el conjunto de las cuestiones enlazadas con el desarrollo de las
nuevas tecnologías, con la transformación de los mercados y con las legítimas
aspiraciones de los trabajadores, deben considerar no sólo a los individuos,
sino también a las familias. Ésta, como saben, ha sido una preocupación
expresada en las recientes asambleas sinodales sobre la familia, que han
destacado cómo la incertidumbre en las condiciones laborales aumenta la presión
y los problemas de la familia y tiene un efecto sobre la capacidad de la
familia de participar fructuosamente en la vida de la sociedad».
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